jueves, 8 de marzo de 2012

El día de la menstruación

Yo simplemente no encuentro la razón para felicitar a alguien por el sexo con el que nació, por que, como dijo un amigo: "Si vamos a felicitar a alguien por lo que trae entre las piernas primero habría qué felicitar a Tommy Lee".
Las mujeres son una maravillosa parte de mi vida, los hombres también pero, y ya sin que suene a orgía, de eso se trata la vida. Quiero decir, estamos un lapso tan corto en este planeta y el capitalismo es tan rudo en su manera de individualizar, como para dividirnos en tanta clasificación y fiesta con motivo de las mismas.
El Día Internacional de la Mujer es un día en el que no debemos felicitar a las fulanas por serlo, es un día en el que hay qué reflexionar los paradigmas con los que las forzamos, y se fuerzan, estos seres a vivir.
Es decir, no reflexionar sobre la violencia hombre - mujer (esa tiene su día propio), sino sobre la visceral y no pocas veces asesina (todos la conocemos, esa activa pasiva) violencia mujer - mujer. Francamente no me explico cómo pueden vivir con esos niveles de violencia cotidiana y bajo orígenes tan pobres como el sobrepeso, el tamaño de las tetas o la combinación de la ropa.
También sobre los tacones. En serio no puedo creer cómo les puede gustar usarlos. No es que me queje, admito que me agrada cómo se les ven, pero no dejo de pensar que si un día los hombres decidimos que se ven mejor adentro de una bolsa negra en un pozo seguramente se van a ir a meter.
Lo mismo pasa con el cabello largo, las faldas. Antropológicamente cada una de estas cosas son símbolos de debilidad. La manipulación con la que blandan esa debilidad es otra cosa.
Lenin planteó que, dentro de la célula familiar, la mujer es el proletariado, por estas mismas y otras condiciones. No ha cambiado desde 1921.
No hay qué olvidar también que, en la Primiera Internacional francesa, en 1791: "Mujeres y niños hasta de trece años lucharon en los días de la Comuna al lado de los hombres", quizá hubo un retroceso, por que yo como que las veo más vendiendo Mary Kay hoy en día.
No felicitar, dije, por que este asunto de emanciparse es una lucha, y en las luchas no hay felicitaciones. A lo más un saludo desde el frente, por que la verdad es que ni hombres ni mujeres hemos ganado la lucha por saber exactamente a dónde vamos o cómo ir que es lo que realmente importa, y ante esta falta de certidumbre, las felicitaciones carecen de absoluto fundamento y el que lo haga merece francamente la horca, por burro.
En lo personal me desagradan los "días pretexto", pero por algo se empieza.