Las ligas comunistas mexicanas se dividen entre las que apoyan a AMLO y las que no. Las que lo apoyan ven en él un posible camino a un socialismo a la chilena (¿?); las que no, asumen una posición obvia, el tipo contiende en un sistema democrático burgués y eso no es, de ningún modo, de tendencia socialista.
AMLO no es el camino al socialismo del siglo XXI, es el camino a un país pacífico, sin exacerbada corrupción y con una democracia sana. De ahí en adelante, al final de un sexenio o dos de la izquierda, el camino hacia el socialismo es un veremos, uno bastante complejo e improbable debido al vecinaje geográfico del país en este momento histórico. Pero cualquier rumbo que tome esta patria deberá tomarlo con la cabeza fresca, sin sangre en las paredes, para eso servirá AMLO.
AMLO tampoco es el enemigo de los comunistas. Las ligas juveniles, que parecen ser más activas que los propios “partidos”, no pueden por congruencia llenar blogs con consignas que llaman a claudicar del apoyo a AMLO en pos de una “verdadera revolución del proletariado sin partidos burgueses como el PRD”, cuando toda su actividad se restringe a enviar cartas de solidaridad a los movimientos civiles de otros países, hacer congresos de crecimiento parco, y “acompañar en su lucha” (cualquier cosa que eso signifique y sea de la utilidad que sea) a las viudas de los mineros de Pasta de Conchos. Simplemente no se les ve la praxis.
La praxis, leninista a mi ver, sería apoyar a AMLO, dejar que el pueblo sienta algo de poder, que recuerde lo que se siente tener algo de batuta en el acontecer, aunque sea bajo un marco capitalista, un refresco que permitirá decisiones más sabias, con mayor conciencia de clase, un ejercicio de propaganda sindical más duro y efectivo que cualquiera hecho por alguno de estos partidos comunistas cuando tenían registro. No a todos nos toca ser el Ché, no todas las luchas van a ser heroicas y con banderas rojas, hay que deshacernos de esos infantilismos, eso también es praxis.
Finalmente, el comunismo en México es un debate que no pertenece a este momento histórico más allá de la ociosidad. Suponer lo contrario es una afrenta a la razón y a la doctrina marxista misma.