En este tiempo me he dado cuenta de que hay cuatro maneras, para los melómanos músicos o no, de clavarse duro en los estudios de esta antigua brujería que es vociferar acerca de la música y la pretensión de escribir sobre ella.
El primer modo y el más lucrativo de todos, es el modo de estudio musical que te abrirá las puertas para publicar en las revistas en vogue, te buscarán para cualquier cuarto de plana con sus sabias palabras acerca de las bandas de rock de moda, es el modo sincrónico.
Pros:
Ganarás un poco de dinero con esto.
Tendrás sexo con todas las hipsters que quieras.
Serás un gurú de la peda.
Seguramente tendrás tu propio programa de radio o podcast.
Contras:
Deberás memorizar miles de nombres impronunciables pertenecientes a bandas de las que en cinco meses no volverás a mencionar.
No tendrás sexo con ninguna chichona (las hipsters no son chichonas).
Serás tachado como chamaco forever y nunca te dejarán publicar en medios serios, como a Jordi Rosado (aunque tal vez tampoco quieras).
Otro modo de ser music zombie es ser un trasnochado en solitario, escucha único de tocacintas y tocadiscos, en el modo diacrónico.
Aunque menos que en el primer ejemplo, serás publicable en varios medios.
Pros:
Serás el master gurú de cualquier peda.
Tendrás sexo con viejitas (¿pro? Bueno, es sexo).
Podrás publicar libros.
Contras:
Te aprenderás mil nombres de gente muerta y seguramente intrascendente, pero sin ese bagaje no podrás cobrar tus trescientos pesos por artículo.
Serás tachado como el que siempre pone “las de viejito”.
Los fans de los grupos de moda no te tolerarán, se alejarán de ti diciendo murmuraciones que terminarán volviéndote esquizofrénico y a partir de ahí serás del cuarto tipo.
El tercer modo es, por supuesto, conocer lo contemporáneo y lo viejo de un mismo género, la clavadés por excelencia. Publicarás en revistas especializadas, solamente.
Pros:
Cada músico del género esperará ansioso tu reseña en revistas.
Tendrás invitaciones en muchos lugares para dar conferencias.
Tus libros serán la Ley para la posteridad.
Contras:
Tendrás que chutarte los demos de cientos de amateurs, por trabajo o por compromisos.
Tendrás que trasladar tu casa a la Fonoteca Nacional.
De todos los clavados, serás el que tenga más enemigos.
Como no sean las mujeres de los propios grupos, no tendrás sexo con nadie.
Como no seas un clavado de la música norteña o de banda de viento, ninguna de ellas será chichona.
El cuarto modo es el mío, el gusto per se de conocer lo mismo las canciones de Los Montañeses que de Gardel, del Raï oriental que el último disco de Gamma Ray o las rarezas de Sibylle Baier. No te publicarán en ningún lado (si lo intentas se reirán de ti sin piedad hasta el paro cardiaco)… a menos que sea un fanzine o sepas más de un género musical en particular, en cuyo caso siempre te podrá pisotear uno del tercer tipo.
Pros:
Tendrás tema de conversación con cualquiera, sin problemas.
Siempre habrá algo nuevo para ti allá afuera.
Tendrás sexo con mujeres de cualquier talla.
Contras:
Siempre ignorarás un disco o un grupo en cualquier conversación.
Los clavados sincrónicos y diacrónicos te tendrán por ignorante o de mediano criterio.
Caerás en un pánico mortal cuando un día tu computadora no encienda, perdiendo cientos de discos irrecuperables de los que sólo recordarás pedacitos de las melodías, con lo que nuca más los podrás buscar y recuperar aunque sigan ahí, en algún lado de internet.
Hay otro modo, el quinto es ser musicólogo, pero a esos nadie los pela.